Prologo del libro Sistematización Programa Cultura de Sana Convivencia Escolar

Me han pedido prologar el libro “Análisis de Experiencia del Programa Cultura de Sana Convivencia Escolar en la Comuna de San Bernardo”, obra que reseña un proyecto de apoyo en 4 establecimientos educacionales municipales para abordar el importante tema de la convivencia.

Sabido es que hoy en día el tema de la convivencia escolar es una problemática que ha cobrado una importancia central. Ello a partir de reportarse un creciente aumento de la violencia al interior de los establecimientos, la cual se evidencia en diversas formas: violencia entre estudiantes, violencia de estudiantes hacia docentes, de apoderados a docentes, de docentes a estudiantes; incluso se han llegado a reportar hechos de violencia entre docentes, aunque este último fenómeno claramente se da en índices mucho menores.

No cabe duda que estamos en presencia de un problema en crecimiento y cuyo impacto resulta en ocasiones devastador para el desarrollo sano de las comunidades educativas afectadas.

A su vez, el asunto presenta una suerte de “bipolaridad” que en nada contribuye a un buen abordaje del problema. Por una parte existen hechos que generan fuerte impacto y conmoción, tanto así que aparecen los canales de TV y una que otra autoridad para expresar su “profunda preocupación” por los hechos acontecidos. Es el típico tratamiento espectacular y hasta farandulero, pero que una vez pasado el impacto mediático obtiene pocas o nulas soluciones. Y como contraparte del tratamiento “noticioso” del problema, se encuentran las fuertes presiones para que los hechos de violencia no trasciendan, no sean conocidos, de manera de no “afectar la imagen” del establecimiento. No pocas veces son los sostenedores -sean públicos o privados-, quienes buscan bajar el perfil al problema, ya sea evitando que se denuncien o bien minimizando su gravedad. En medio de esta “bipolaridad” están quienes sufren la violencia, quienes van profundizando su sensación de desamparo, impunidad y abandono; sufren una suerte de doble victimización.

Por supuesto la violencia no tiene simplemente una expresión física, ésta es probablemente su forma más vistosa; pero existen muchas formas, a veces sutiles, a veces más groseras, que en definitiva corresponden también al ejercicio de la violencia. Las manifestaciones de segregación, marginación y discriminación son ciertamente violencia; los diversos modos de atemorizar o amenazar como manera de imponer determinadas condiciones son también violencia, aunque no siempre alcancen manifestaciones físicas.

Sin duda la violencia crece en las escuelas y liceos y es un problema grave que como educadores nos preocupa y afecta directamente. Pero ¿no es acaso un flagelo que crece en la sociedad toda? O dicho de otro modo ¿no vivimos acaso en una sociedad violenta?

Yo respondo la segunda pregunta afirmativamente. Es decir, nuestra sociedad actual es violenta en sí misma. En nuestro país, los niveles groseros de desigualdad y de concentración del poder económico en muy pocas manos son de los más altos del mundo, nuestras ciudades son segregadas y clasistas. Los derechos sociales devenidos en bienes de consumo, los sistemas cerrados de decisión y participación, son sólo algunas de las evidencias de lo violenta que es nuestra sociedad. Si aceptamos esta tesis, entonces tendremos que convenir que el problema requiere de un abordaje estructural. O dicho de otro modo, si la violencia social estructural no se supera, es iluso suponer que la violencia específica y puntual pueda ser solucionada.

Pero ¿podemos esperar que resuelvan el problema quienes detentan el poder si son ellos mismos quienes han originado el problema?

Justamente frente a esa paradoja o disyuntiva es que el proyecto que comunica este libro cobra una importancia superlativa. Me refiero a que tal vez ha llegado el momento en que no debemos seguir esperando soluciones “desde arriba”, siendo que los de arriba no parecen tener las condiciones (ni el interés) en resolver el grave problema originado por ellos mismos. ¿No tendremos que buscar nosotros mismos los caminos para resolver el problema? ¿No será acaso que seguir creyendo en ellos sea precisamente una de las causas del estado de situación al que hemos llegado?

Este libro muestra acciones concretas que se desarrollan “desde abajo”. Es decir, son las mismas comunidades educativas afectadas por el problema de violencia y/o dificultades de convivencia quienes abordan el problema desde la autogestión y la autonomía. Creo que ese es el camino y es en esa experimentación de medidas concretas y que se ejecutan “in situ” donde irán emergiendo las verdaderas respuestas estructurales para ir avanzando desde una sociedad violenta e inhumana hacia una sociedad integradora, inclusiva y sin violencia.

Y es ahí donde la convivencia comenzará a mostrar los signos de lo nuevo. Y eso nuevo podría convertirse en los fundamentos de esa nueva sociedad anhelada, pero que no siempre se experimenta como posible. El efecto demostración a nivel micro, puede ser la simiente de una realidad que al expandirse y difundirse alcance lo macro.

 

Mario Aguilar Arévalo

Presidente del Colegio de Profesores de Chile

Profesor de Educación Física de la Universidad de Chile, Magister en Educación de la misma Casa de Estudios.